miércoles, 16 de febrero de 2011

Ridicula...


Octava parte...


Un intento fallido de explicar lo inexplicable, un termo de mate y quince cigarrillos después su cabeza todavía no lograba hilar una frase coherente. Hizo un último esfuerzo para recordar los hechos en voz alta, su cabeza había desbordado, como si ya no quedara espacio físico para ese tipo de situaciones, camino diez cuadras arriba de una montaña rusa emocional, en cada semáforo cambiaba de opinión y de sentimiento, se mareo, un par de flashback la aplastaron y un bombardeo de palabras picanearon su sensibilidad, quizá exagerada, multipolar, desorbitada, agotada y sin filtros ni personajes cayo mareada de cabeza y sin escalas, todos sus mecanismos de defensa se activaron al mismo tiempo y el sistema colapso, se perdieron los datos, no logra recordar con claridad lo que ocurrió, definitivamente su cabeza ya no estaba dispuesta a enredarse, era tan simple lo que buscaba que al primer sacudón de neuronas decidió apagarse y dejarla sola, me quedo con mi registro y por la mitad.

El sincericidio y los vómitos mentales tienen consecuencias colaterales…

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