martes, 25 de octubre de 2011

Los otros y yo...


Capitulo nueve...

Simona se encontraba nuevamente en ese punto donde todo se disolvía irremediablemente, oscuridad absoluta, escombros de cosas que habían sido suyas y se le escapaban de las manos, todo se desmoronaba a su alrededor, pedazos de ella misma se le caían sin freno por todos los costados, todo perdía sentido rápidamente, todo dejaba de existir ahí donde era ella la que ya no existía.
Otra vez congelada, detenida en el tiempo, estancada en ese pasado que no recordaba, arañando el ultimo recuerdo de alivio sabiendo que debía soltarlo, inmóvil en la nada misma, sin saber para donde correr, de donde aferrarse esta vez, quieta en frente de ese espejo que no la reflejaba, sin saber en qué punto se había perdido tanto, donde había quedado, donde estaba, por dónde empezar a buscarse cuando simplemente ella ya no estaba en ningún lado.
Vacio, angustia, desesperación, ceguera, cubo negro, todo destrozado alrededor y ella destrozada y desparramada en el medio, “nadie salva, nadie salva” el eco en off, sin ilusiones, sin esperanzas, sin saber por dónde empezar a acomodar el desastre porque ya no quedan ni fuerzas, ni ganas, sentada en el fondo, bien en el fondo, tirándose de los pelos sola, ahí donde nadie salva, donde no hay ni una puta soga, ni chalecos salvavidas, ni armaduras, ni nada. Ahí donde ya quemaste los cables a tierra porque ni vos podes con vos mismo, ahí donde si o si tenes que empezar de nuevo y hacerlo te parece completamente inútil. Ahí exactamente ahí estaba Simona por segunda vez y las segundas partes siempre apestan, aburren, dejan esa sensación de que no vale la pena, conoces el final, perdes el tiempo.
No puedo pensar con una vida tan prolija y armada en la mesa de al lado con un café con leche descremada. No puedo pensar cuando soy un tremendo no sé. No puedo pensar pero pienso y pienso que no te puedo hacer esto pero te necesito tanto y ahí otra vez me tiro de los pelos sola para intentar salir pero no pasa nada. No puedo pensar cuando todo se cae a pedazos a mí alrededor y el puto mundo continúa girando…
Otra vez, por segunda vez…

miércoles, 19 de octubre de 2011

La memoria inquieta...


Quinta parte...

Hoy me acordaba de los cuentos que leía de chiquita, tal vez buscando algún escondite dentro de mi cabeza donde sentirme segura un rato, quizá casualidad, podría ser por que di vuelta todo mi cuarto y me saque de encima casi todo, o solo el hecho de intentar conciliar un poco con el avispero tan revuelto, no lo sé.
Creo recordar que mi cuento preferido era el de Gobolino el gato embrujado, que saltaba de un lado al otro porque no lograba encontrar su lugar en el mundo, era simple, no quería ser un gato embrujado, me caigo de culo y me estallo de risa sola con la ridícula coincidencia, pero me hago la boluda por que al menos hoy no es momento de analizar mas nada.
La verdad es que los cuentos clásicos nunca me despeinaron, pero hoy el destino me puso en frente “Los tres cerditos” siempre me pareció un cuento bastante boludo, los tres chanchitos bailando como infradotados, el lobo supuestamente feroz amenazando con soplar, desde mi punto de vista se ponía en completo ridículo, perdía todo tipo de autoridad, a ver flaco! tenes garras, tenes colmillos, sos el terror del bosque y solo se te ocurre ponerte a soplar como un gil? Y obviamente el final feliz donde los tres chanchitos infradotados se le descostillaban de risa en la cara y seguían bailoteando irritablemente.
Hoy alejadísima de los cuentos, las hadas y los finales felices por fin creo comprender la metáfora de la historia. La importancia de tener un hogar solido donde refugiarse para que no pueda entrar el lobo feroz, o lo que es peor para que no sea uno el que se termine convirtiendo en el puto lobo feroz.

Seguiré como Gobolino buscando ese lugar…

martes, 18 de octubre de 2011

Bang Bang...


Quinta parte...

Tocar fondo, suena lindo, pero el fondo no se toca, el fondo se paga y el precio es irreversible y alto. Al fondo uno se lo traga pedazo por pedazo y te corta cada rincón del cuerpo por dentro. En el fondo uno se arrastra como puede, la piel se raspa, se quema y sangra. Al fondo te lo estrellas de lleno con todo el cuerpo, la cabeza se te abre a la mitad, la vista se nubla, los huesos se rompen, todo el cuerpo se golpea y se retuerce, por que el fondo duele, corrompe, desespera, debilita. El fondo te rompe y te deja ahí desparramado, donde ya no podes tocar absolutamente nada, porque en el fondo no queda nada.
Violento, ridículo, humillante, da igual, como te caíste la quedaste, ya no te podes levantar. Abrís los ojos. En el fondo no hay mas ilusiones, no hay esperanza ni de movimiento alguno, no hay espacio ni lugar para nada, todo lo que alguna vez imaginaste o quisiste ya no entra, solo sos vos y el fondo, nada de que sujetarte, de que aferrarte, nada que te salve, nada en que creer, todo pierde sentido, todo deja de existir ahí donde volver a empezar suena ridículo. Ya no hay amor que valga, no hay pasión que salve, no hay motivación que baste, es el puto cubo negro, las capas de oscuridad y todavía más abajo, desesperación en estado puro que muta en angustia intolerable y finalmente en nada de nada, un coma en el estado más lucido, el vegetal más coherente y racional, pero no aguantas mas, sin fuerzas, sin ganas, bailando desequilibradamente en el fondo, solo, ahí donde ya perdiste hasta el miedo y no queda nada, ahí sos solo vos, y solo vos en el fondo no basta.

jueves, 13 de octubre de 2011

Yo confieso...


Capitulo 13...

Siempre tuve la fantasía de Bonnie and Clyde...

No me des ideas!