Capitulo 2...
Rosario se sentía asfixiada en ese metro cuadrado en el que él se empecinaba a encerrarla y encerrarse creyéndose libre en su propia celda, en su propio engaño, siempre desafiante bailando muy sensualmente en el límite de la locura, de lo desubicado y pasional, ella se quedaba por que le divertía el juego y sabia jugarlo.
“te dije que no me lo cuentes” grito la rubia y le atravesó la garganta con un destornillador, nunca entendiste el juego y yo sin aire no se pensar…
El jugaba sucio, ella no, pero sabia usar bien sus herramientas…
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